viernes, 3 de enero de 2014

La Paz inicia en el Alma...


"La reconciliación empieza en tu propia alma. Si puedes lograr eso, puedes seguir a conexiones mucho mayores.
En tu propia alma la reconciliación comienza con tus padres.
Eso puede sonar extraño, pero vemos que mucha gente trata de construir una barrera entre ellos y sus padres, como si tal cosa fuera posible. Este es un intento por evitar reconocer que ya recibimos las cosas esenciales por parte de nuestros padres, sin agregar nada de parte nuestra.
En el alma, esta reconciliación puede aparecer así:
Te inclinas ante tus padres e imaginas que detrás de ellos están sus padres, y así sucesivamente. Luego ves miles de generaciones a través de las cuales la vida fluye hacia ti. Siempre se mantiene completa en su abundancia, sin importar cómo eran o cómo son los individuos que la reciben o que la pasan.
Mirando a los padres de esta manera, puedes, y en efecto debes, inclinarte profundamente ante ellos.
Al mismo tiempo, al inclinarnos ante nuestros padres nos estamos inclinando ante el secreto de la vida.
De esta forma, nuestro consentimiento hacia la vida, como viene de nuestros padres, se convierte en un acto profundamente religioso, un acto verdaderamente espiritual.

Cuando alguien ha podido hacer esto, él o ella puede ver y reconocer que cada persona, sin importar cultura, religión, raza o lenguaje, tiene que completar este mismo proceso para completar el camino hacia sus propios padres, la vida y hacia ellos mismos.
A pesar de que cada uno de nosotros debe completar este mismo movimiento, los resultados son diferentes porque provenimos de diferentes grupos, religiones, naciones y culturas. Sin embargo, al completar este acto religioso, somos todos iguales y estamos todos interconectados. En los resultados somos diferentes y estamos separados unos de los otros.

El camino hacia la reconciliación en el alma continúa con el siguiente paso.
Yo debo reconocer que cada persona es igual a mí en lo esencial.
Igual en el sentido de que a todos se nos requiere consentir a la vida, la cual nos es común a todos, y a cada quien hacia sus propios padres.
Tenemos que reconocer en este movimiento básico, que no hay diferencia entre nosotros, ni tampoco opción.
Tenemos que reconocer que los resultados, que dependen de los detalles de la raza, destino y cultura de cada grupo, son de una naturaleza subordinada.
Sólo entonces estamos listos y preparados para reconocer a otros como nuestros iguales, aún siendo diferentes en muchos aspectos.
Esta sería la forma para desarrollar una capacidad interna para conocer a alguien que es diferente -con respeto-, y reconocer que tenemos el mismo valor"

Extracto pp.79-80
"La Paz inicia en el Alma"
Bert Hellinger
Ed. Herder

No hay comentarios:

Publicar un comentario