Según Von Bertanlanffy, un sistema se
caracteriza por ser estable y dinámico en constante cambio y crecimiento,
asimila componentes para crecer y equilibrarse.
Se autoregula y autocorrige
para sobrevivir y sus miembros están sujetos a leyes internas que los protegen
y diferencían del exterior.
Las conductas, lenguaje y aspiraciones que
son bien vistos y aceptables en un sistema familiar no necesariamente son
buenos para otros, por lo tanto la familia ha de ser contemplada como una red
de comunicaciones en la que todos los miembros influyen en la naturaleza del
sistema, a la vez que todos se ven afectados.
La familia crece al ir adquiriendo nuevos
miembros, los cuales traen consigo su propia información, enriqueciéndola y
transformándola.
Existen mitos al interior de las familias
creados con una función específica, contienen muchas de las reglas secretas de la vida familiar
cotidiana.
Podemos clasificar los mitos en:
1.
Mitos de armonía:
idealizan que sus conductas son las correctas (nosotros nos casamos por la
iglesia y eso está bien).
2.
Mitos de disculpa y redención: afirman que aunque hayan cometido actos en
contra de otros, ellos tienen la razón (nosotros vamos todos los domingos a la
iglesia y está bien que agredamos a quien no lo hace).
3. Mitos de salvación o protección: son
las ideas que mantienen a salvo a los miembros de la familia, restringiéndolos
u ocultándolos (nosotros no dejamos que nuestra hija salga sola con nadie hasta que esté casada).
Estos mitos son mecanismos de autoregulación y actúan de acuerdo a la conciencia familiar que es la que mantiene unidos a los individuos.
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